Cuenta la leyenda que hace muchas lunas en una tarde de verano una diosa caminaba sola en el bosque de la Realidad. ...Desde hace algunos años su alegría, sus canticos y danzas se habían apagado… creía haber perdido la magia… esa que la invadía al despertar cada mañana… se regocijaba con el sol de mediodía y se desvanecía dulcemente con su sueño nocturno… Ahora pasaba sus tardes en silencio… caminando y caminando de un lado a otro del bosque buscando su magia… quien se la había quitado y como podría recuperarla.
En sus búsquedas se había topado con toda clase de seres… desde los animales más inofensivos del bosque hasta fieros cazadores… Evaluaba a cada uno con curiosidad… tratando de entender su comportamiento… el por qué de sus reacciones… la mejor forma de acercarse a ellos sin lastimar o ser lastimada… Pero ninguno de esos seres tenía su magia…Sin embargo aquella tarde algo era diferente… mientras la diosa caminaba pensativa, un aroma diferente llamo su atención y de repente se sintió observada, como si alguien la vigilara de cerca… busco ansiosa entre arboles y setos… Se descubrió así misma emocionada con ‘eso’ que no conocía pero que llamaba de tal forma su atención, era como la búsqueda de un tesoro.
Eso era diferente, algo que no había sentido… hasta ahora…
Antes de ser quien era… era solo un ermitaño que iluminaba la oscuridad con su pequeño candelabro… que creía saber lo que lo rodeaba… un día su vela se apago… deambulo por semanas en la inmensa negrura… sin sentido… sin saber hacia dónde iba… al cabo de varios años enloqueció… ya no le importaba donde pisaba… no se percataba si era pertinente caminar o gatear… ya no le importaban esa clase de juicios… si quería correr lo hacía… sin contemplar la posibilidad de un abismo… ya no le importaba caer… es más… lo deseaba… nada más hermoso que perder la vida en un acto frenético y sin razón… desde que había perdido su luz ya nada tenía sentido…
A lo lejos vio una pequeña luz… al principio pensó que era un sueño… o era su imaginación… verifico que sus ojos estuvieran abiertos… no sabía si la luz estaba cerca o lejos… Hola!... saludo para ver si alguien estaba ahí… Hola respondió una hermosa voz… no se acerco pues le pareció prudente primero hablar… paso días hablando con la luz… a medida que se conocían la luz se hacía más grande, en semana no solo podía ver la luz si no también lo que la rodeaba… en años todo era luz… la luz que desprendía la bella forma femenina.
EyA.
