30 marzo, 2009

Algo para recordar...




A veces encontramos diamantes en bruto como la palabra "recordar"...

Esta es la historia de aquella palabra que siempre vamos a recordar...

"Los antiguos creían que los sentimientos residían en el corazón. Para Aristóteles, el corazón era el órgano fundamental del organismo humano, y el cerebro, apenas un mero coadyuvante. En esa época se creía que la memoria estaba alojada en el corazón; de ahí que los romanos emplearan la palabra recordari, derivada de cor 'corazón', que llegó a nuestra lengua como recordar. En el portugués contemporáneo, saber una cosa de memoria es conocerla de cor (etimológicamente, 'del corazón'), así como en francés par coeur o inglés, by heart.

Si los sentimientos se alojaban en el corazón, nada más natural que, cuando dos personas se ponen de acuerdo, digamos que concuerdan o que acuerdan, con lo que el corazón ya está presente otra vez (del latín vulgar accordare). Y si no se ponen de acuerdo, decimos que discuerdan. En el español antiguo -y en muchas regiones, en el contemporáneo- acordar o recordar significaban 'despertarse, volver en sí después del sueño'."

Tomado de "La fascinante historia de las palabras" de Ricardo Soca

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